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NÚMERO 1 JULIO – SEPTIEMBRE 2012

¿Qué es 2384? ¿Meras cifras? 2384 es un aleph al gusto del consumidor. Dos-tres-ocho-cuatro, Dos mil trescientos ochenta y cuatro, Veintitrés-ochenta y cuatro… Sólo el tiempo lo dirá. Aunque nosotros, quién sabe por qué (¿regla mnemotécnica?; ¿ritmo?; ¿escalofríos al pensar que en el siglo XXIV las hombreras puedan volver a reinar en los ochenta?), nos decantamos por esta última opción. ¿Por qué, entonces, 23-84?

2384 es el número de la norma ISO dedicada a establecer estándares para las traducciones internacionales, aprobada en 1977. Algo bueno tenía que traer el año en que murieron Marc Bolan y la Callas, y Elvis y la Crawford y Chaplin y Groucho Marx… Al fijar formatos normalizados y de ese modo simplificar su uso, facilitó la recepción de los textos más diversos por parte de más lectores, en cualquier lugar del mundo. Por ello, 2384 es el estandarte de un proyecto que quiere contribuir a articular referentes culturales compartidos, esencialmente a través de la traducción y del pensamiento crítico. Su objetivo último es facilitar el acceso a fuentes poco conocidas o alejadas de los circuitos más establecidos.

Éste es el espíritu que queremos incorporar a la revista que hoy presentamos. La traducción puede ser un instrumento fundamental de entendimiento y de intercambio cultural. 2384, además de un aleph y de un número ISO (que no es poco), es una revista digital de literatura, de música, de pensamiento. Es un proyecto que quiere ser a la vez español, marroquí, brasileño, senegalés, maliense, fuenlabreño, vigués y de L’Hospi (sobre todo esto último). En pocas palabras: 2384 pretende convertirse en una plataforma rigurosa, accesible, innovadora y plural para la difusión de literaturas, ideas y autores aún poco divulgados en España, fomentando la visibilidad de proyectos creativos de calidad.

Esperamos que 2384 logre ser un recipiente adecuado para este objetivo. ¿Mera sucesión de números? ¿Año futuro? ¿Ritmo vibrante en el presente? El sentido de 2384 está aún por desvelar. De momento… ¡despegamos!

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