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NÚMERO 12 ABRIL – JUNIO 2015

Los números de abril de 2384 parece que nacen inevitablemente marcados por el cambio de estación, el fin del invierno y la consagración de la primavera. Los primeros meses del año suelen ser épocas de soledad: la gente se refugia del frío en sus guaridas y tratan de hibernar al calor de la última serie de la HBO o de un buen libro. La llegada de las primeras flores del cerezo alimenta a veces la melancolía, como en Japón, o anuncia ya, en el valle del Jerte, la alegría de salir al campo y reencontrarse con las cosas importantes de la vida.

Sobre esa ambigüedad (y otras muchas) reflexiona en las páginas que ahora os presentamos el escritor sudafricano Zakes Mda, en poemas como “Mirones de hojas en Maine”. Y de la soledad de las personas y de la soledad de las cosas nos habla, desde Brasil, Carlos Henrique Schroeder, mezclando violencia urbana y poesía visual en su último libro, Las fantasías electivas, del que hoy presentamos algunos fragmentos, por primera vez en castellano.

La reciente muerte de la gran escritora de origen argelino Assia Djebar, a la que este número de 2384 pretende también rendir homenaje, añade unas gotas adicionales de desolación a este número, rápidamente contrarrestada, sin embargo, por la lucidez y el mensaje de compromiso con los olvidados (y, sobre todo, las olvidadas) de la Historia que la profesora Dana Strand sabe encontrar y sacar a la luz en su artículo sobre la académica francesa.

Abril es, además, el mes del libro y de la rosa. Y es por ello que, en la ya habitual (auto)entrevista de 2384, Cíntia Moscovich opta por desgranar su pasión por la creación literaria y su defensa del humor y la escritura para luchar contra los fantasmas personales de cada uno y para seguir poniendo a prueba los sueños e ilusiones de todos. Y como no todo van a ser nostalgias, Mariano López nos ofrece una inyección en vena de ritmos desenfrenados y nos trae desde el Congo una primera entrega (dedicada a la música de Papa Wendo) de una serie que promete emociones fuertes para los próximos números de la revista: Para los rumberos.

Así pues, sumergíos en estas páginas sin remordimientos ni reproches: no despeguéis la vista del ordenador hasta haber extraído todo el jugo que en ellas pueda haber; y, solo entonces, desempolvad vuestras mejores galas, poneos calzado cómodo, y bailad, bailad, malditos.

Nos vemos en julio.

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